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CRECIENDO EN LORAIN
La ciudad de Lorain es conocida por su diversidad, valor y determinación. Hay miles de personas trabajadoras que han hecho sus vidas en Lorain, conviviendo junto con gente que provenían de países distintos en lo cual hablaban diferentes idiomas, celebraban diferentes culturas, y practicaban diferentes religiones. Para el veterano, esta vivencia dio forma a su visión mundial cuando dejaron la familiaridad de Lorain para incorporarse al servicio.
Antonio Baez (Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU. y Guardia/Reserva del Ejército de los EE.UU., sirviendo entre 2004 y presente): “Crecer aquí fue muy interesante. Tienes este crisol de culturas, ya sabes, lo que [lo] llama, la ciudad internacional. Pero también, tenía su mezcla de peligros y actividades extracurriculares que te pueden meter en problemas. Así que al crecer, mis hermanos y yo, todos estuvimos la experiencia y seguimos algunos de esos caminos peligrosos…. Mis padres comenzaron a tener problemas económicos. Y pasamos por un periodo - en la asistencia social y cosas así.”
Al describir el edificio de apartamentos en el que creció, Víctor Ceja (Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU., sirvió entre 1953 y 1958) dijo, “Y todos en ese vecindario alquilaban. Nadie era dueño de nada. Tenían suerte si tenían un coche. De todos modos, el edificio en el que estaba - había españoles, griegos, polacos… y uno era mexicano (su esposa era afroamericana), italianos, húngaros y eslovacos - todos en el mismo edificio. Nadie tenía problemas. Todos se llevaban bien. [Nosotros] Hacíamos tortillas. [Y si otros] Hacen buen pan [y] solo lo estábamos repartiendo de un lado a otro.”
Vic Ortiz (Ejército de los EE. UU., sirvió entre 1990 y 1995), “Entonces crecí en Lorain, es una ciudad muy diversa. Lo era en aquel entonces. Cuando vivía en las viviendas Metropolitan, cuando era joven, había muchos hispanos, había muchas familias afroamericanas, había muchos…. Hombre cerca de donde vivo, tenemos una gran población húngara. Quiero decir, veías a todo el mundo, veías a gente de todas partes. Pensé que esto era una especie de lo normal. Te vas al ejército, y puedes magnificar eso. …Cuando estaba en casa, no se si fue porque era joven, si había racismo, yo no lo vi. Pero en el ejército, lo vi, lo sentí. Así que cuando salí del ejército y entré a la policía, no se me escapó, el hecho de que ciertas personas son tratadas de cierta manera por los agentes de policía…”
Comentando de dónde sacó su ética de trabajo, Hugo Tenorio (Ejército de los EE. UU., sirvió entre 1954 y 1956) explicó, “…Después de que mis padres llegaron a Lorain desde Detroit…crecí en el negocio del supermercado con ellos. Y recuerdo trabajar [en las tiendas localizadas] en la calle 28 y avenida de Pearl, en la avenida de Vine - en ese entonces, en dos en la avenida de Vine, [y] una en la avenida de Globe. Así que [esa es] mi experiencia en cuanto a la ética de trabajo.”
Eduardo (Edwin) Santos Pacheco (Guardacostas de los EE. UU., sirvió entre 1972 y 1991) fue criado por una madre soltera que lo trajo aquí desde Puerto Rico una vez que ella estableció un trabajo en la década de 1960. Explicó, “Mi modelo a seguir era uno de nuestros vecinos. El trabajaba en la empresa de Ford, o en la industria del acero como muchos otros padres. Me presentó a la iglesia [donde] por fin, pude hacer mi primera comunión, y me [ayudó] con la barrera del idioma y con las tareas de la escuela. Aprendí, que las personas necesitaban ser tratadas con respeto, que todos somos una familia.”
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